Blog de Recetas: Cocina por afición
Web Autor: https://cocinaporaficion.blogspot.com/Ver receta original: aquí.
Receta de Tortilla de champiñones portobello y setas al ajillo, con atún
El champiñón y el huevo
La mayor parte de las culturas humanas han concebido las setas como elementos especiales, misteriosos y cargados de poder sobrenatural. Es probable que el consumo humano de setas se diese ya entre los primeros cazadores recolectores.
Los egipcios las consideraban un "alimento de los dioses" que aportaba la inmortalidad a quienes las consumían. Es por ello que, con el fin de no compartir este privilegio, los faraones prohibieron comer setas e incluso tocarlas.
En la antigua Grecia, fue el poeta Eurípides el primero en describir intoxicaciones por consumo de setas. Los romanos, quizás influidos por Egipto, incluyeron las setas en la dieta de las legiones porque pensaban que su consumo otorgaba fuerza divina. Con el tiempo, también se les atribuyó poderes afrodisíacos.
En la Edad Media, las supersticiones convirtieron a las setas en 'criaturas del Diablo'. De hecho, los círculos de setas en los claros de bosques, llamados ‘anillos de brujas’ o ‘anillos de hadas’, se interpretaban como lugares de reunión donde estos seres mitológicos danzaban formando corros a la luz de la Luna. Estas y otras leyendas hicieron que mucha gente tuviese miedo a consumir setas.
El hongo alucinógeno Claviceps purpurea, conocido como cornezuelo del centeno, causó estragos en esta época debido a la contaminación de las harinas. Su consumo, además de afectar al sistema locomotor y favorecer la aparición de gangrenas, producía alucinaciones y trastornos mentales que podrían ser el origen de buena parte de los casos de brujería y endemoniados más famosos de la Edad Media.
En Oriente, el consumo de setas es antiguo y arraigado. En China ya se daba antes del inicio de nuestra era y, desde al menos el siglo XII, el tratado agronómico de Wu Sang Kwuang atestigua los primeros cultivos de hongos que se conocen. Estos pertenecen a la variedad Shiitake (Lentinula edodes), aunque hay fuentes que adelantan su cultivo hasta el siglo II. La producción de esta seta, que pronto se extendió a Japón y a la península de Corea, tenía lugar en troncos humedecidos del árbol shii, siendo este el origen de su nombre.
En Europa el origen del cultivo del champiñón común o blanco se inició en 1650, al descubrir, unos agricultores de la región de París, una pequeña seta que surgía en las cuadras sobre el compost de caballo.
El champiñón es una de las setas más populares y consumidas en los países occidentales.
Se distinguen tres partes bien diferenciadas: el sombrero, de forma redondeada y que constituye la parte más carnosa; el pie, cilíndrico y que sirve de soporte al sombrero; y por último el himenio, conjunto de laminillas que van desde la parte superior del pie hasta el borde externo del sombrero.
Los dos tipos más comunes que nos encontramos en el mercado son: el champiñón común o blanco y el portobello.
El champiñón común o blanco (Agaricus bisporus) también llamado "champiñón de París" es la especie mas cultivada en España. Rico en vitaminas y minerales produce un efecto saciante al ser consumido.
El champiñón Portobello (Agaricus brunescens) conocido también como champiñón exótico es considerado como la versión gourmet del champiñón de París. Su textura es más carnosa y su sabor más intenso.
El huevo
Si hubiera que elegir entre los alimentos el más popular, no habría duda: el huevo ganaría por muchos puntos. Y esto no sucedería solamente en la cocina española. El huevo de gallina es básico en la dieta de casi todos los países del mundo.
El porqué de esta acusada preferencia tiene una sencilla explicación: se trata de un producto económico, de fácil y rentable producción y muy nutritivo. Desde el punto de vista culinario, ofrece cientos de posibilidades: se adapta a cualquier forma de preparación e interviene como ingrediente en innumerables guisos.
Hay una estupenda bloguera Concha que en su día creó El club de la tortilla perfecta. En él tienen cabida todo tipo de tortillas, allí se pueden encontrar innumerables versiones de tortillas a cada cual más rica.
Esta que presento hoy creo que no alcanza la puntuación para ser tenida en cuenta como tortilla perfecta, pero antes de limitar mi presencia en el blog por motivo del ya tan esperado y deseado verano quiero rendir un pequeño homenaje a Concha por sus desvelos para llevar a buen término ese Club y por su trabajo en dar acogida a todas las propuestas que se le remiten. Quiero dedicarle esta tortilla que seguro ya tendrá en su relación y de paso homenajearla con este cuadro que he encontrado recorriendo virtualmente diversos museos y que espero sea de su agrado.
El cuadro se titula Vieja friendo huevos. Su autor es nuestro insigne pintor Diego Velázquez (1599-1660). Fue pintado cuando tenía 19 años y se encuentra en el Museo National Gallery of Scotland. Edimburgo. Es un óleo sobre lienzo de 100,5 x 119 cm.
Vieja friendo huevos.
Información obtenida de Internet y de diversas publicaciones.
Y sin más dilación, esperando que estos breves apuntes hayan sido de vuestro agrado, vamos con la receta, que no presenta dificultad alguna y que con el toque picante está deliciosa..
Tortilla de champiñones portobello y setas al ajillo, con atún
Ingredientes
90 g de champiñones portobello laminados
90 g de setas cultivadas troceadas
50 ml de vino blanco
2 latas de atún en aceite de oliva
3 huevos
2 dientes de ajo
1 pimienta de cayena (si no os gusta el toque picante desecharla)
sal
aceite de oliva virgen extra
2 latas de atún en aceite de oliva
3 huevos
2 dientes de ajo
1 pimienta de cayena (si no os gusta el toque picante desecharla)
sal
aceite de oliva virgen extra
Elaboración
En un bol con agua ponemos los champiñones laminados y las setas para que eliminen los posibles restos de tierra que puedan llevar. Escurrimos y reservamos.
Pelamos y picamos muy finos los dientes de ajo.
En una sartén con un fondo de aceite doramos los ajos picados. Cuando toman color añadimos los champiñones, las setas y la pimienta de cayena.
Cocinamos hasta que suelten el agua. Añadimos el vino y dejamos que reduzca. Incorporamos el atún escurrido, removemos para mezclar, sacamos de la sartén y en un colador dejamos escurrir para eliminar el exceso de aceite. Retiramos la pimienta de cayena y reservamos.
En un bol batimos los huevos, salamos, incorporamos la mezcla de champiñones, setas y atún, escurrida y removemos para mezclar.
Ponemos al fuego una sartén con un fondo de aceite. Cuando toma calor añadimos la mezcla del bol y cuajamos. Con ayuda de una plato damos la vuelta a la tortilla y cuajamos por la otra parte. Mantenemos en el fuego hasta que la tortilla esté a nuestro gusto.
Pelamos y picamos muy finos los dientes de ajo.
En una sartén con un fondo de aceite doramos los ajos picados. Cuando toman color añadimos los champiñones, las setas y la pimienta de cayena.
Cocinamos hasta que suelten el agua. Añadimos el vino y dejamos que reduzca. Incorporamos el atún escurrido, removemos para mezclar, sacamos de la sartén y en un colador dejamos escurrir para eliminar el exceso de aceite. Retiramos la pimienta de cayena y reservamos.
En un bol batimos los huevos, salamos, incorporamos la mezcla de champiñones, setas y atún, escurrida y removemos para mezclar.
Ponemos al fuego una sartén con un fondo de aceite. Cuando toma calor añadimos la mezcla del bol y cuajamos. Con ayuda de una plato damos la vuelta a la tortilla y cuajamos por la otra parte. Mantenemos en el fuego hasta que la tortilla esté a nuestro gusto.
Espero que esta modesta tortilla pueda ser acogida en el Club de la tortilla perfecta que Concha Cabello ha creado para dar cabida a ese rico plato que es la tortilla.
Confío en que haya sido de vuestro agrado.